domingo, 27 de mayo de 2012

¿Revolución en pleno 2012?



Las revoluciones venden ideales a alto costo, y rara vez entregan el producto esperado. Las revoluciones no sólo inician con el descontento popular, siempre debe estar el ingrediente de la pasión y el romance de entregar la vida por un mundo mejor. Sin este ingrediente, no habría revoluciones. La RevoluciónFrancesa se gestó para derrocar al absolutismo y obtuvieron a un emperador. ¿El Terror jacobino y la intervención del Congreso de Viena era lo que esperaban los revolucionarios? Tras décadas de sufrir bruscos cambios de gobierno durante y después de la revolución de 1789, ¿logró Francia encarnar los ideales de la Revolución Francesa? ¿Los representa en la actualidad o es mero romanticismo nacionalista?

Michelet, cuya obra fue escrita cincuenta años después de la revolución, que evoca el pasado con nostalgia y cumple una función más poética que crítica, será el que inspire mis reflexiones en este ensayo. Michelet escribió en tiempos en los que el liberalismo se profesaba en secreto, es comprensible su romanticismo. La idea de luchar contra la opresión enciende fuegos inextinguibles, no precisamente inofensivos. Es justamente por eso, creo yo, que los ideales de la Revolución Francesa se esparcieron por el mundo, ganando adeptos en todo aquél que sintiera vibrar sus entrañas al escuchar la palabra “liberación”. El peligro de los ideales de una revolución es que cada quién los interpreta de manera distinta, y muchos, los interpretan a su favor.

¿Fue necesaria tanta sangre, tanta radicalidad y tanta violencia en la Revolución Francesa? El pueblo lo pedía, pero ¿sirvió de algo? El Marqués deFerrières relata en sus Memorias (1821):

“La insurrección general se alzaba en todas partes contra la nobleza: más de 150 castillos incendiados, los títulos señoriales buscados con furor y quemados; todo nos indicaba la conducta que debíamos seguir. El clero y la nobleza aprobaron todas las mociones propuestas. Hubiera sido inútil, peligroso, oponerse al deseo general de la nación” (citado por Aróstegui, et al., 2008, p.45).

Finalmente tras la Revolución se sobrevino un vaivén de modelos políticos absolutistas y liberales en donde, violencia Jacobina o no, el avance de la sociedad –imperfecta, como toda sociedad humana–, habría llegado eventualmente. Caso similar ocurrió en México, en donde al no lograrse los ideales de igualdad y justicia por los cuales Miguel Hidalgo inició la insurrección popular independentista (1810), un siglo después, los zapatistas lucharon por ideales similares en la Revolución Mexicana (1910). ¿Se logró algo? ¿Dos revoluciones lograron un cambio a mejor? ¿Fue necesaria tanta violencia, rapiña, violaciones…?

Al día de hoy, en México, la igualdad se encuentra en un nivel incluso inferior que cuando se desató la revolución de 1910. ¿Qué ideales se alcanzaron con la revolución, cuando al día de hoy en un país pobre vive el hombre más rico del planeta? Carlos Slim Helú puede ser el más rico, pero no da nada gratis, pues aún y cuando sea dueño de compañías que proporcionan internet, sólo uno de cada tres mexicanos pueden pagar internet en casa. ¿Y a qué se debe la narcoviolencia que se vive en México al día de hoy? En boca de CarlosFuentes, citado por Blanca Berasátegui (2008), la violencia se debe al rencor del pueblo mexicano: “es un rencor que se demuestra en la animosidad política, en el rencor del criminal, en el rencor de las bandas de narcos, que son movidas por un rencor social espantoso […]”. ¿Qué mueve a las revoluciones y la violencia? ¿Será el rencor? Los países divididos, o se unen y reparan sus agravios, o viven en estado de violencia constante, ya sea tácita o directa, como es el caso de México. Hay muchos tipos de revoluciones, y en México, la actual oleada de violencia es una revolución. La revolución de los más pobres que buscan tener lo que siempre se les ha negado a lo largo de su historia: poder y fortuna.

Por otro lado, ¿no será que México simplemente no ha terminado su proceso de revolución así como sucedió en Francia? El país galo pasó por varias etapas para lograr progresivamente los ideales de la revolución, si bien es imposible vivir dichos ideales inmaculados a la perfección, se puede decir que este país, al día de hoy, cuenta con un sistema mucho más armónico y próspero que el sistema político y social mexicano. ¿Será que a México le faltan todavía una serie de vaivenes más para lograr el equilibrio? La situación política actual, frente a las próximas elecciones presidenciales de julio del 2012, dejan de manifiesto que la ignorancia de un pueblo puede ser tan peligrosa como la maldad de un tirano. Citando de nuevo a Blanca Berasátegui (2008) sobre la novela La voluntad y la fortuna de Carlos Fuentes, “uno de los protagonistas advierte que no hay que tenerle miedo a una revolución de las de antes: ‘Tenle miedo, dice, al tirano que llega al poder con el voto y se convierte en dictador electo’”. Y una gran porción de la población mexicana tiene miedo el día de hoy. Miedo a que este julio tengamos a un dictador electo del PRI, gracias a un pueblo sin memoria e ignorante de su propia historia.

En definitiva la Revolución Francesa ha sido uno de los grandes acontecimientos de la historia, creó un hito gracias a la Declaración de losDerechos del Hombre y su modelo de Constitución liberal. “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, pregunto de nuevo, ¿se viven estos ideales en en los países democráticos de hoy en día? Sé que México no es un representante de estos ideales, sin embargo, al primer mundo todavía le falta un largo camino por recorrer para que se materialicen esos valores internacionalmente. Para crear un puente de igualdad y fraternidad entre el “primer mundo” y el “tercer mundo”, y liberarlos de la esclavitud económica. Si el tercer mundo fuera el tercer estado de la Francia de 1789, al día de hoy, ya habría habido una Revolución Internacional. ¿Qué naciones ricas habrían sido aniquiladas por las fuerzas populares? Los valores de libertad, igualdad y fraternidad no se logran apresando, coaccionando y dividiendo, mucho menos matando o torturando. Si se quiere lograr una verdadera revolución, una que cambie el mundo a mejor, es necesaria una Revolución solidaria, pacífica e intelectual, esa sí que serviría de algo.



BIBLIOGRAFÍA

Arostégui, J. et al. (2008). Historia del mundo contemporáneo. 1era ed. Barcelona: Vicens Vives.

Berasátegui, B. (2008). Pregúntenles a Hitler y Stalin si son peligrosos el lenguaje y la imaginación. El cultural.es. Obtenido el 16 de mayo del 2012 en: http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/24025/Carlos_Fuentes/