Las revoluciones venden ideales a alto costo, y rara vez entregan el
producto esperado. Las revoluciones no sólo inician con el descontento popular,
siempre debe estar el ingrediente de la pasión y el romance de entregar la vida
por un mundo mejor. Sin este ingrediente, no habría revoluciones. La RevoluciónFrancesa se gestó para derrocar al absolutismo y obtuvieron a un emperador. ¿El
Terror jacobino y la intervención del
Congreso de Viena era lo que esperaban los revolucionarios? Tras décadas de
sufrir bruscos cambios de gobierno durante y después de la revolución de 1789,
¿logró Francia encarnar los ideales de la Revolución Francesa? ¿Los representa
en la actualidad o es mero romanticismo nacionalista?
Michelet, cuya obra fue escrita cincuenta años después de la revolución,
que evoca el pasado con nostalgia y cumple una función más poética que crítica,
será el que inspire mis reflexiones en este ensayo. Michelet escribió en
tiempos en los que el liberalismo se profesaba en secreto, es comprensible su romanticismo. La idea
de luchar contra la opresión enciende fuegos inextinguibles, no precisamente
inofensivos. Es justamente por eso, creo yo, que los ideales de la Revolución
Francesa se esparcieron por el mundo, ganando adeptos en todo aquél que
sintiera vibrar sus entrañas al escuchar la palabra “liberación”. El peligro de
los ideales de una revolución es que cada quién los interpreta de manera
distinta, y muchos, los interpretan a su favor.
¿Fue necesaria tanta sangre, tanta radicalidad y tanta violencia en la
Revolución Francesa? El pueblo lo pedía, pero ¿sirvió de algo? El Marqués deFerrières relata en sus Memorias (1821):
“La insurrección general se alzaba en todas
partes contra la nobleza: más de 150 castillos incendiados, los títulos
señoriales buscados con furor y quemados; todo nos indicaba la conducta que
debíamos seguir. El clero y la nobleza aprobaron todas las mociones propuestas.
Hubiera sido inútil, peligroso, oponerse al deseo general de la nación” (citado
por Aróstegui, et al., 2008, p.45).
Finalmente tras la Revolución se sobrevino un vaivén de modelos
políticos absolutistas y liberales en donde, violencia Jacobina o no, el avance
de la sociedad –imperfecta, como toda sociedad humana–, habría llegado
eventualmente. Caso similar ocurrió en México, en donde al no lograrse los
ideales de igualdad y justicia por los cuales Miguel Hidalgo inició la
insurrección popular independentista (1810), un siglo después, los zapatistas
lucharon por ideales similares en la Revolución Mexicana (1910). ¿Se logró
algo? ¿Dos revoluciones lograron un cambio a mejor? ¿Fue necesaria tanta
violencia, rapiña, violaciones…?
Al día de hoy, en México, la igualdad se encuentra en un nivel incluso
inferior que cuando se desató la revolución de 1910. ¿Qué ideales se alcanzaron
con la revolución, cuando al día de hoy en un país pobre vive el hombre más
rico del planeta? Carlos Slim Helú puede ser el más rico, pero no da nada
gratis, pues aún y cuando sea dueño de compañías que proporcionan internet,
sólo uno de cada tres mexicanos pueden pagar internet en casa. ¿Y a qué se debe
la narcoviolencia que se vive en México al día de hoy? En boca de CarlosFuentes, citado por Blanca Berasátegui (2008), la violencia se debe al rencor del pueblo
mexicano: “es un rencor que se demuestra en la animosidad
política, en el rencor del criminal, en el rencor de las bandas de narcos, que
son movidas por un rencor social espantoso […]”. ¿Qué mueve a las revoluciones
y la violencia? ¿Será el rencor? Los países divididos, o
se unen y reparan sus agravios, o viven en estado de violencia constante, ya
sea tácita o directa, como es el caso de México. Hay muchos tipos de
revoluciones, y en México, la actual oleada de violencia es una revolución. La
revolución de los más pobres que buscan tener lo que siempre se les ha negado a
lo largo de su historia: poder y fortuna.
Por otro lado, ¿no será que México simplemente no ha terminado su
proceso de revolución así como sucedió en Francia? El país galo pasó por varias
etapas para lograr progresivamente los ideales de la revolución, si bien es
imposible vivir dichos ideales inmaculados a la perfección, se puede decir que
este país, al día de hoy, cuenta con un sistema mucho más armónico y próspero
que el sistema político y social mexicano. ¿Será que a México le faltan todavía
una serie de vaivenes más para lograr el equilibrio? La situación política
actual, frente a las próximas elecciones presidenciales de julio del 2012,
dejan de manifiesto que la ignorancia de un pueblo puede ser tan peligrosa como
la maldad de un tirano. Citando de nuevo a Blanca Berasátegui (2008) sobre la novela La voluntad y la fortuna de
Carlos Fuentes, “uno de los protagonistas advierte que no hay que tenerle miedo a una
revolución de las de antes: ‘Tenle miedo, dice, al tirano que llega al poder
con el voto y se convierte en dictador electo’”. Y una gran porción de la
población mexicana tiene miedo el día de hoy. Miedo a que este julio tengamos a
un dictador electo del PRI, gracias a un pueblo sin memoria e ignorante de su
propia historia.
En definitiva la Revolución Francesa ha sido uno de los grandes
acontecimientos de la historia, creó un hito gracias a la Declaración de losDerechos del Hombre y su modelo de Constitución liberal. “Libertad, Igualdad,
Fraternidad”, pregunto de nuevo, ¿se viven estos ideales en en los países democráticos de hoy en día?
Sé que México no es un representante de estos ideales, sin embargo, al primer
mundo todavía le falta un largo camino por recorrer para que se materialicen
esos valores internacionalmente. Para crear un puente de igualdad y fraternidad
entre el “primer mundo” y el “tercer mundo”, y liberarlos de la esclavitud
económica. Si el tercer mundo fuera el tercer estado de la Francia de 1789, al día
de hoy, ya habría habido una Revolución Internacional. ¿Qué naciones ricas
habrían sido aniquiladas por las fuerzas populares? Los valores de libertad, igualdad y fraternidad no se logran apresando, coaccionando y dividiendo,
mucho menos matando o torturando. Si se quiere lograr una verdadera revolución,
una que cambie el mundo a mejor, es necesaria una Revolución solidaria,
pacífica e intelectual, esa sí que serviría de algo.
BIBLIOGRAFÍA
Arostégui, J. et al. (2008). Historia
del mundo contemporáneo. 1era ed. Barcelona: Vicens Vives.
Berasátegui, B. (2008). Pregúntenles
a Hitler y Stalin si son peligrosos el lenguaje y la imaginación. El cultural.es.
Obtenido el 16 de mayo del 2012 en: http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/24025/Carlos_Fuentes/
1 comentario:
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