viernes, 2 de septiembre de 2016

Ecos de Vida


Mi alma no me preguntó cuando comenzó a tejer un segundo corazón en mi cuerpo. Yo estaba acurrucada en el pecho de Dios cuando se formó ese primer latido. Un corazón tan pequeño como el universo entero. Y tan grande como una semilla de mostaza.

El primer órgano que se hace escuchar del ser humano: su corazón.
Eso es lo que somos: un corazón que late.
Nuestro idioma es un latir.
Somos amor.
Gritamos: ¡déjanos vivir!
La vida resuena en el vientre de las que todavía no saben que están embarazadas.
Somos diminutos pero ya sabemos amar, ya sabemos latir.


Mis huesos donaron de su substancia, mis músculos de sus tejidos y mi espíritu de su esencia para construir un templo de amor: mi hija. Sofía.



Y el día de hoy, en el que la Tierra me agradece que haya gestado a tan hermosa criatura, ella ES. Ella es su propia dueña. Tan solo seis meses edad y ya tiene en sus manos el título de propiedad de su persona y su libertad. Tan solo seis meses y dejar que mi cuerpo la formase dentro de mí…



sábado, 7 de noviembre de 2015

Las personas de arena


Espejismos, hologramas translúcidos, viento nebuloso. Mi mente está llena de vapor, el mundo frente a mí está tintado de magenta y no encuentro un rumbo. No distingo formas o quimeras. Han pasado épocas, conflictos y pasiones, sin embargo, todavía sueño con él. Las olas que rompen. Arenas movedizas.

Había algo qué salvar, una misión qué cumplir, una ilusión. Vapor salino.

Llegué a donde rompen las olas, buscando a las personas perdidas cuya vida peligraba. Veía a la gente agitarse, buscando, dando alaridos. Trataban de salvar algo valioso, vidas ajenas. Luego vi que las víctimas eran estatuas de arena, acostadas en la playa como Cleopatras. Y las olas pasaron por encima de ellas, rebanando sus piernas. Luego, por encima de sus cabezas, desvaneciéndolas en un bulto amorfo más parecido a la mierda. Eran personas de polvo, sin legado, ni trascendencia. Las personas de arena. Un espejismo que yo quería salvar. Nada quedaba ya de las estatuas de arena que quería salvar, y de algún modo, supe que ahí estaban pedazos de mí, o quizás, estaría mi alma entera.


ELIXIR


Hoy siento cierta melancolía por ti, amigo del alma. Ayer, nosotros, amigos artistas, los héroes, los jinetes, los caballeros, estremecíamos al mundo. Juntos y poderosos los tres, pero tú, tú eras el diamante. Ayer casi lloramos por ti, amigo mío. Descubriste el secreto muy pronto. Pasaste por esa banca y su brillo te llamó antes de tiempo. Me sorprendió que de todos los llamados a tomar de ese frasco, sólo tú lo hubieras robado. Estabas ahí, en el parque, chapoteando en la fuente como un loco, salpicándome a mí y a él. Los que te criticaban, los que te odiaban, era porque no te entendían. ¿Recuerdas cuando eras joven? Cómo reflejabas el sol en tu piel cubierta de agua. Ese brillo meloso, de niño estrella, leyenda, mártir.
Caminabas, expuesto a la luz, artífice, enamorado, creador, sediento. El calor era extenuante cuando lo viste ahí, sostenido de ese vagabundo, brillando a través del cristal cortado. Lo tomaste de su mano mientras dormía, o quizás, moría, en aquella banca del parque. Lo miraste, un misterio dentro, los secretos de tu naturaleza compactados en ese botellín de cristal. Abriste lentamente la tapita de plata, lo acercaste a tu nariz, lo oliste. Nada. Lo tomaste. Nada. Lo tiraste, no te era útil. Regresaste al centro del parque, a aquella fuente, te refrescaste en ella mientras tantos, alrededor de ti, desfallecían de calor. Tenías un saco antiguo, de Dinamarca, blanco y con botones dorados. La gente se sentaba alrededor a asombrarse de tus juegos de palabras e interpretaciones majestuosas. Pero tú no estabas feliz, eso no fue suficiente para ti. Te sentaste allí, al borde de la fuente, y miraste el frasco sobre el pasto, el líquido se había tornado dorado y expedía una luz cegadora. Lo recogiste, mejor sería darle otra oportunidad. Le diste otro trago, esta vez, te supo metálico, tolerable. Guardaste el frasco en tu bolsillo.
Tenías una cámara sobre tu hombro, Arriflex 35 mm, nunca había sido usada antes por tus iguales. Tus manos la tomaron como si fuera una pelota e hiciste malabares con ella. Varios se acercaron contigo, yo también lo hice, y jugamos un futbolito con ella. Con el primer gol la Arriflex vomitó un triunfo. Ahí estaba, el cortometraje ganador, el de los festivales y conferencias de prensa. El frasco vibraba en tu bolsillo, lo miraste a través de tu pantalón, sólo tu visión lograba aquello. Otro sorbo, ahora te supo a té de limón. Nada mal.
Continuaste tu camino por aquella banqueta del parque. Cuando miraste el camino engrandecerse y alargarse, unos tambores retumbaron en tus oídos; tomaste tu guitarra y claves de sol volaban desde tus dedos. Te hincaste y continuaste con tu creación, haciendo vibrar las copas de los árboles con cada nota. El pasto se hacía más fresco y se tornaba violáceo. Miraste a las mariposas revoloteando por tu cabeza, eran notas, las chupabas, las probabas, las absorbías. Gran contenido vitamínico. Las nubes hacían remolinos y se movían a tu compás. El frasco, ahora púrpura, con líquido infinito, chorreaba y flotaba entre los transeúntes anglosajones. Llorabas por la luz, por la belleza, por la brisa. Ellos te aplaudían y tú tomaste un poco más del elixir.
Te entregaron un papel y ahí metiste la mano para sacar tres latas. Me las mostraste, no me sorprendieron. Fue entonces cuando te sentaste en aquella banca. Miraste a un niño viendo una película en su teléfono. Era tuya. Todavía no la habías hecho. Miraste tu amado frasco, ahora amarillo. Le diste varios tragos, te supo a buñuelo. Tu piano frente a ti, presionabas tus dedos contra las teclas y un viento de perfume, pétalos y luciérnagas pasaron para glorificarte. Las nubes bajaban para hacerte lluvia de miel, exquisita, europea. Los árboles eran transparentes, se diluían con el elixir.
El niño frente a ti se disolvió, ya no regresó. Tú seguías bebiendo del frasco ahora gris, y tus ojos, como dos hoyos negros se cerraban ante mí, ante él. El líquido misterioso ahora te sabía a necesidad. Los árboles de agua temblaban y sus ramas se rompían. Miraste atrás, la fuente seguía allí, pero no tenías ganas de ir hasta ella. Tomaste mucho más del líquido, ahora negro, infinito, y el pasto fue tragado por la tierra.  Quedaste en que nos íbamos a ver, él, tú y yo. Pero te quedaste dormido en esa banca, o quizás, morías, cuando alguien tomó el frasco de tu mano. 

viernes, 21 de noviembre de 2014

EL SAFI


El día de hoy decidí dormir en el SAFI. Ése que está cerca de mi casa. Dormir en un hotel. Sin una razón en particular. Tengo un lugar donde dormir, una familia con quien estar, sin embargo, fue el Safi con quien yo quería estar. Cuánto le he temido a la soledad, cuánto he rehuido de ella, y ahora, he venido a buscarla en este luxury hotel. Sola es como quería estar. He sentido ganas de llorar por muchos días que ya no los puedo contar. Hay una tensión que ya no puedo tolerar estando acompañada. El bullicio de los demás compite con el escándalo que hacen mis pensamientos. Me ahogo en abrumación. Quiero estar junto a mí, solo junto a mí. ¿Es eso tan disparatado? ¿Tan difícil de entender?
Estaba en medio de mi diplomado cuando vi las fibras de mi interior temblar, no lograba poner atención, esquivé el oro líquido del profesor. Necesitaba estar sola. Amo a mi familia, la amo tanto como a mí misma. Pero dedicar tanto tiempo para agradar, reestructurar y salvar se está llevando mi estabilidad. Mi futuro es un remolino, una tormenta de arena, otro país, desaparecer, ser tragada por el pantano de la venganza de otros. Soy distraída, y eso porque mis pensamientos me gritan y me emboban, jalan mi atención. Pierdo el hilo de la conversación, soy lenta y me siento frustrada.
Necesito estar así, justo como estoy ahora, sola. Para revisar las grietas en el muro de mi alma, las deformaciones en mi razonamiento, encontrar la tumba de mis miedos y depositarlos ahí. ¿Es eso tan disparatado?
Cualquiera pudiera decir, ¿por qué hacer eso en un hotel? ¿Por qué no hacerlo en cualquier otro lugar? ¿En tu cuarto, quizás? Tienen razón, venir al Safi puede ser un disparate. No hacer cosas buenas que parecen malas. Pero ahora, que estoy en la tina que no existe en mi casa, con espuma burbujeando en el agua tibia, la velas con aroma a rosas y la música barroca que solo a mí me gusta, pienso que no podía haber sido de otra manera. Y mañana, el bullicio de los demás no me va a estorbar, porque mis pensamientos, en silencio estarán.

miércoles, 16 de octubre de 2013

“Alientos de un hombre común” de Enrique Mercadillo



Alientos... Alientos como verdes estepas en el alma del hombre. Alientos como escarcha iluminada de un corazón que vibra. El terciopelo blanco de las nubes y el vibrante color de un bosque salvaje. “Alientos de un hombre común”, es poesía escrita con la tinta de un alma en carne viva, jugo que recorre nuestro pecho que nos toca e inflama.

Enrique Mercadillo crea monumentos de la palabra construidos con la pasión de un beso, la ternura de un niño y la impetuosidad de un oso.  El arquitecto de esta obra poética, eterno romántico, sabio filósofo y gran amigo, logra erigir un hogar espiritual para su lector.

“Alientos de un hombre común” es más que solo poesía, es una visión de la vida, un viaje hacia el autoconocimiento, a “serlo todo.” Sus palabras evocan imágenes eternas de mundos paralelos, esos que existen en las ánimas de todo y de todos. Todos somos uno en su poesía sin tiempo, límites o espacio. Dota de auras espirituales a cada rosa, a cada montaña, nos hechiza con sus musas y nos forja sueños entre sábanas satinadas.

Con estas palabras, quisiera hacer honor a la dedicatoria de este libro, tomando como punto de partida los padres que le dieron la vida al autor, sus hermanos con quien compartió su camino, continuando con sus hijos que le dieron el aliento a esta obra y, finalizando, con el sentido del aliento, que son las musas. Estas palabras que les comparto más que una reseña, son el fruto de la inspiración que este texto encendió en mí. Este libro es fuente inagotable de inspiración, belleza y color. Lo que a continuación leeré, es la creación que nació gracias a la música de  estos “Alientos”.

Los padres y la libertad

Enrique nos guía entre senderos de libertad y miedo; la eterna paradoja.

“Anhelos rotos, uno tras otro.
sentencias que permanecen
aun después de la muerte del juez,
horrores ocultos de una niñez que nos debe.”

 “Gastamos una vida persiguiendo el sueño de otros.
Todos lo deseamos en una mañana con sonrisas.
Nadie lo encuentra en el aleteo de una mariposa.”
(fragmentos del poema: “Estelas de vida”)


Los padres pueden ser nuestro cielo, a la vez que nuestro infierno. Nuestra seguridad hacia afuera y nuestros miedos internos. ¿Cómo vencer el miedo? ¿Cómo llegar a una libertad plena, mirando con nuestros propios ojos y escuchando nuestras propias voces? La lectura de sus textos nos evocan estas cuestiones. ¿Cómo ser sordos al ruido de la sociedad y al estruendo del río por el que se nos demanda navegar? ¿Cómo lanzarnos a ese mar de nuestra vida, y tomar el timón en dirección a nuestros anhelos, en lugar de remar en el río de las expectativas de otros?

“Construí un espacio para guarecerme
y te perdí, libertad.
Buscándote en los basureros de la vida,
te creí oculta en la rebeldía,
y pelée hasta morir sin ti, libertad.
No llegaste a ninguna de mis luchas,
elusiva y engañosa libertad”.
Fragmentos del poema: “¿Libertad?”


Hermanos, compañeros de viaje

Los padrinos de su poesía, los copilotos de su infancia, los honestos consejeros forjadores de su experiencia núbil. Luces críticas en el andar y faros de veracidad en nuestro camino. Quienes nos toman de la mano y nos guían; quienes son cómplices, cuando lo necesitamos. Ellos acompañado al autor en su camino, su poesía no sería si ellos no hubieran existido.

Los hijos, que dan el aliento

En el dolor de parto nace el aliento, ese que con llanto infantil nos otorga la vida de nuevo. No nacen ellos, nacemos nosotros. Pues son los hijos, los que nos dan la vida. Cuando estamos bajo tormenta, son ellos quienes nos dan el aliento para levantarnos y seguir, ellos son el aire que nos mantiene aquí. Los hijos son aliento, aliento, la vida; gracias a los hijos por esta poesía.

Las musas, que dan el sentido

Las diosas inspiradoras, guerreras, apasionadas y sempiternas. Esas diosas que le dan sentido al aliento, y por ende, a la vida. Nos dejamos el alma por sus fragancias en una mañana de invierno, que nos seduce y calla. Con una caricia que nos derrumba y teje. Sueños de tierno dolor y sufrimiento sublime, anhelos de amor roto y desprecios cariñosos.

Ese intoxicante deleite de la musa que nos da sentido:

“Conociéndote comprendí
que debía mantenerme lejos
del aroma intoxicante de tu piel
de la trampa infinita de tus labios”

Así que te encontré y
te perdí en el mismo instante.
Te amé y te odié
desde todo mi ser y hasta la eternidad

Después quizá, pueda haber otra oportunidad”
Poema “Intoxicante”


Esa adicción al ser amado, la necesidad desgarradora de la esencia de esa persona.
Un libro romántico, lleno de musas, de pasión y desamor, ese es este libro, que nace en filosofía y termina con la definición de su autor. Enrique, en su poema “Soy”, echa un vistazo a la bóveda celeste de su ser, erizándonos la piel y transportándonos a mundos de colores infinitos:

Soy

“Un tiempo sin distancia,
el eco de un pasado,
la muerte de un silencio
el cielo con estrellas,
pero sin luna.

Soy a veces demasiado;
en otras, alcanzo el Universo.
Regreso del pasado,
reniego del futuro.

Soy presente eterno y liberado,
arena de mar en una ola,
enjambre, locura, respuesta,
la que no esperas.

Soy eso que se me olvida,
lo que hice y ya no importa,
lo que cambia y ya no es,
el miedo de una mañana.

Soy a veces adormilado,
indiferente ante el recuerdo repetido,
descanso a la sombra de una rosa,
el canto de alguien.

Soy también el llanto de un niño,
el sueño de un viejo.
Soy todos y ninguno.
Soy hombre, sexo, agresión, silencio.”

“Soy inicio y final.
Soy eterno aliento,
posibilidad e insolvencia.”


Recomiendo para disfrutar de este obra, paladear un poema a la vez.  Catar el aroma de cada palabra, escrutar las tonalidades de cada verso. Tener una copa a la mano y un paisaje a la vista, ya sea de la amante naturaleza o de ese alguien que es, fue o será nuestro amor apasionado. Verter en nuestros ojos el vino del poema y dejar que su sabor nos embriague de luz escarlata.

Sobra decir que recomiendo esta obra, sea para ornamentar su espíritu con reflexiones brillantes, para pincelar de pasión su experiencia de vida o si les falta el aire para la creación, oréense un poco con estos “Alientos de un hombre común”, entonces las musas visitarán su hogar.


domingo, 27 de mayo de 2012

¿Revolución en pleno 2012?



Las revoluciones venden ideales a alto costo, y rara vez entregan el producto esperado. Las revoluciones no sólo inician con el descontento popular, siempre debe estar el ingrediente de la pasión y el romance de entregar la vida por un mundo mejor. Sin este ingrediente, no habría revoluciones. La RevoluciónFrancesa se gestó para derrocar al absolutismo y obtuvieron a un emperador. ¿El Terror jacobino y la intervención del Congreso de Viena era lo que esperaban los revolucionarios? Tras décadas de sufrir bruscos cambios de gobierno durante y después de la revolución de 1789, ¿logró Francia encarnar los ideales de la Revolución Francesa? ¿Los representa en la actualidad o es mero romanticismo nacionalista?

Michelet, cuya obra fue escrita cincuenta años después de la revolución, que evoca el pasado con nostalgia y cumple una función más poética que crítica, será el que inspire mis reflexiones en este ensayo. Michelet escribió en tiempos en los que el liberalismo se profesaba en secreto, es comprensible su romanticismo. La idea de luchar contra la opresión enciende fuegos inextinguibles, no precisamente inofensivos. Es justamente por eso, creo yo, que los ideales de la Revolución Francesa se esparcieron por el mundo, ganando adeptos en todo aquél que sintiera vibrar sus entrañas al escuchar la palabra “liberación”. El peligro de los ideales de una revolución es que cada quién los interpreta de manera distinta, y muchos, los interpretan a su favor.

¿Fue necesaria tanta sangre, tanta radicalidad y tanta violencia en la Revolución Francesa? El pueblo lo pedía, pero ¿sirvió de algo? El Marqués deFerrières relata en sus Memorias (1821):

“La insurrección general se alzaba en todas partes contra la nobleza: más de 150 castillos incendiados, los títulos señoriales buscados con furor y quemados; todo nos indicaba la conducta que debíamos seguir. El clero y la nobleza aprobaron todas las mociones propuestas. Hubiera sido inútil, peligroso, oponerse al deseo general de la nación” (citado por Aróstegui, et al., 2008, p.45).

Finalmente tras la Revolución se sobrevino un vaivén de modelos políticos absolutistas y liberales en donde, violencia Jacobina o no, el avance de la sociedad –imperfecta, como toda sociedad humana–, habría llegado eventualmente. Caso similar ocurrió en México, en donde al no lograrse los ideales de igualdad y justicia por los cuales Miguel Hidalgo inició la insurrección popular independentista (1810), un siglo después, los zapatistas lucharon por ideales similares en la Revolución Mexicana (1910). ¿Se logró algo? ¿Dos revoluciones lograron un cambio a mejor? ¿Fue necesaria tanta violencia, rapiña, violaciones…?

Al día de hoy, en México, la igualdad se encuentra en un nivel incluso inferior que cuando se desató la revolución de 1910. ¿Qué ideales se alcanzaron con la revolución, cuando al día de hoy en un país pobre vive el hombre más rico del planeta? Carlos Slim Helú puede ser el más rico, pero no da nada gratis, pues aún y cuando sea dueño de compañías que proporcionan internet, sólo uno de cada tres mexicanos pueden pagar internet en casa. ¿Y a qué se debe la narcoviolencia que se vive en México al día de hoy? En boca de CarlosFuentes, citado por Blanca Berasátegui (2008), la violencia se debe al rencor del pueblo mexicano: “es un rencor que se demuestra en la animosidad política, en el rencor del criminal, en el rencor de las bandas de narcos, que son movidas por un rencor social espantoso […]”. ¿Qué mueve a las revoluciones y la violencia? ¿Será el rencor? Los países divididos, o se unen y reparan sus agravios, o viven en estado de violencia constante, ya sea tácita o directa, como es el caso de México. Hay muchos tipos de revoluciones, y en México, la actual oleada de violencia es una revolución. La revolución de los más pobres que buscan tener lo que siempre se les ha negado a lo largo de su historia: poder y fortuna.

Por otro lado, ¿no será que México simplemente no ha terminado su proceso de revolución así como sucedió en Francia? El país galo pasó por varias etapas para lograr progresivamente los ideales de la revolución, si bien es imposible vivir dichos ideales inmaculados a la perfección, se puede decir que este país, al día de hoy, cuenta con un sistema mucho más armónico y próspero que el sistema político y social mexicano. ¿Será que a México le faltan todavía una serie de vaivenes más para lograr el equilibrio? La situación política actual, frente a las próximas elecciones presidenciales de julio del 2012, dejan de manifiesto que la ignorancia de un pueblo puede ser tan peligrosa como la maldad de un tirano. Citando de nuevo a Blanca Berasátegui (2008) sobre la novela La voluntad y la fortuna de Carlos Fuentes, “uno de los protagonistas advierte que no hay que tenerle miedo a una revolución de las de antes: ‘Tenle miedo, dice, al tirano que llega al poder con el voto y se convierte en dictador electo’”. Y una gran porción de la población mexicana tiene miedo el día de hoy. Miedo a que este julio tengamos a un dictador electo del PRI, gracias a un pueblo sin memoria e ignorante de su propia historia.

En definitiva la Revolución Francesa ha sido uno de los grandes acontecimientos de la historia, creó un hito gracias a la Declaración de losDerechos del Hombre y su modelo de Constitución liberal. “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, pregunto de nuevo, ¿se viven estos ideales en en los países democráticos de hoy en día? Sé que México no es un representante de estos ideales, sin embargo, al primer mundo todavía le falta un largo camino por recorrer para que se materialicen esos valores internacionalmente. Para crear un puente de igualdad y fraternidad entre el “primer mundo” y el “tercer mundo”, y liberarlos de la esclavitud económica. Si el tercer mundo fuera el tercer estado de la Francia de 1789, al día de hoy, ya habría habido una Revolución Internacional. ¿Qué naciones ricas habrían sido aniquiladas por las fuerzas populares? Los valores de libertad, igualdad y fraternidad no se logran apresando, coaccionando y dividiendo, mucho menos matando o torturando. Si se quiere lograr una verdadera revolución, una que cambie el mundo a mejor, es necesaria una Revolución solidaria, pacífica e intelectual, esa sí que serviría de algo.



BIBLIOGRAFÍA

Arostégui, J. et al. (2008). Historia del mundo contemporáneo. 1era ed. Barcelona: Vicens Vives.

Berasátegui, B. (2008). Pregúntenles a Hitler y Stalin si son peligrosos el lenguaje y la imaginación. El cultural.es. Obtenido el 16 de mayo del 2012 en: http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/24025/Carlos_Fuentes/




sábado, 19 de mayo de 2012

Y a todo esto, ¿qué es España?



Desde el punto de vista de una mexicana viajera, que se ha interesado por conocer a España visitándola y charlando con su gente, creo que es importante hacer hincapié en el hecho de que España sí que tiene una cultura propia, y que ésta es agradable para muchos extranjeros. Citando a Juan PabloFusi (1990): “En España coexisten una cultura común, en la que participan todos los españoles, y unas culturas de ámbito regional, particularizadas, privativas de ciertos territorios.” (p.134), me atrevo a decir que este fenómeno se da en prácticamente todos los países del mundo que sean más extensos que Luxenburgo. Lo que he observado en mis viajes es que España tiene más cultura común que divergencias, y que para valorarlas es necesario que se viaje y se conozcan culturas muy diferentes, para hacer evidente la cultura propia. 

Imagen de "Españoleando"

Me atrevo a hacer mención de los reportajes de “Españoleando” que se transmiten en el blog de “Sabáticos”. Hay veces que con detalles muy simples encuentras respuestas muy profundas. Como dirían los buenos estadounidenses (los buenos gringos): “keep it simple”, si te complicas la existencia con fuentes en extremo serias te puedes perder en el camino. Y al ser mi propósito encontrar una cultura común a todo España, he necesitado echar mano de toda fuente que apoye mi gran hipótesis de que España sí que tiene una cultura propia. En el blog de “Sabaticos” (http://sabaticos.wordpress.com), se muestran videos sobre “las aventuras de Pedro y Pablo, dos mangutas que hartos de tanta crisis decidieron mandarlo todo al cuerno y largarse a dar la vuelta al mundo”. En este blog se muestran con gran humor las diferencias entre la cultura popular española y la japonesa o la española frente a la hindú. Por ejemplo, en un video se muestran “Las 5 diferencias más escalofriantes entre España y Japón”, estas son:



1.     No hay oficina del paro en Japón;
2.     Se puede fumar en los bares, pero no en la calle;
3.     En Japón la gente no se pasa un semáforo en rojo… nunca;
4.     Si haces el gesto de pedir la cuenta en Japón, te traen un boli;
5.     No hay  transeúntes viendo las obras de albañilería[1].

Aunque las cinco diferencias han sido establecidas más para causar risas, que para establecer las diferencias culturales más importantes entre ambos países, me parece que son muy reveladoras de la alegre y humorística cultura española, ésa que tanto gusta en el extranjero y atrae a tantos turistas. Otro ejemplo que se podría tomar de estos videos sabáticos es el del claro sello gastronómico que tiene España en el extranjero gracias al jamón serrano y el chorizo españolentre otros. Recomiendo ampliamente esta página que, aunque su finalidad principal sea el humor, cumple con la causa de alegrar el día a muchos españoles (y una mexicana).



En la misma línea de ideas, procederé a resumir lo que he logrado identificar al día de hoy, como cultura española común. Se podría decir que, en general, a los españoles les gusta mucho convivir con sus amigos, estar informados y criticar o quejarse (mucho) de problemas sociales con una buena cerveza o un buen vino; tienen unas plazas de toros preciosísimas (aunque algunas no se utilicen, como en Cataluña); les agrada mucho caminar y estar de pie en bares o cafeterías;  les gusta mucho caminar por las calles por la noche y estar con los amigos fuera en vez de en casa –el famoso botellón (a diferencia de “América”)–; cuidan el medio ambiente y la luz –siempre que entras a un baño español estarás seguro que la luz se apagará automáticamente antes de que hayas terminado tus quehaceres–; hacen bromas y utilizan el humor para sobrellevar los problemas de forma ingeniosa; gustan de exigir sus derechos por medio de protestas y huelgas; siempre ayudan a la gente que se encuentre perdida en una ciudad; no les gusta trabajar en los servicios –especialmente parece desagradarles mucho ser camareros–; no les gusta dar propinas a los camareros (¿será por eso que hay muchos camareros que odian su trabajo?); les gusta mucho tomar siesta y cerrar sus negocios a la hora del almuerzo; no trabajan los domingos –ni los carteros–; les gusta mucho el jamón, el paté, los embutidos, el aceite de oliva, las verduras y los mariscos; les gusta mucho la buena comida y son especialmente buenos en prepararla y acompañarla con un excelente vino. Jamás le digas a un español que coma algo precocinado, porque no lograrás escaparte de un largo sermón. “Soy español, me gusta comer bien”, me decía un amigo madrileño. En fin, la cultura española es muy agradable, y lo que he mencionado ahora se ha hecho presente en todos y cada uno de los lugares de España que he visitado, por lo que, a los ojos de una mexicana, la cultura española no sólo existe, sino que es mucho más fuerte de lo que muchos dentro de España creen. Si bien es cierto que hay un “localismo real” en España, cabe mencionar que la cultura española sí que se puede definir en una sola oración, proporcionada por  un amigo navarro, Iñaki Jauregui, a saber: “España es la extensión territorial en donde siempre podrás encontrar un lugar en donde te sirvan un pincho de tortilla de patata”.

Bibliografía:

Fusi, J. P. (1990) "Revisionismo crítico e historia nacionalista". Historia Social, no. 7, primavera-verano, pp. 127-134. 





[1] Para ver video, visita la liga: http://www.youtube.com/watch?v=pT-bgGhIl3Q